Hoy he salido a almorzar, con dos buenos amigos, a un restaurante cerca de mi casa. Se llama Pura Gula (hay dos en Málaga, y su web es www.puragula.es).
En concepto es un buffet libre. Por 9.90 euros (bebidas aparte), de lunes a viernes, te comes tanta ensalada, pasta y pizzas como puedas.
Tienen un gran surtido de productos para componer las ensaladas como te guste, y las pastas tienen muy buena pinta (ya las probaré en otra ocasión). Las pizzas tienen una masa finísima, con una gran variedad de ingredientes. Dicen que tienen hasta 50 tipos de pizzas distintas.
El servicio ha sido muy bueno, las pizzas te las traen a la mesa, recién salidas del horno, troceadas, y te van poniendo según tu pidas. No hemos dado abasto. Pasaban tantos camareros y camareras con bandejas que aquello parecía una bacanal romana.
Cuando ya no puedes más... llega el postre. Un surtido de pizzas dulces, con chocolate, caramelo, coco rallado, frutas en almíbar...
Por circunstancias de la vida, esta mañana sólo desayuné un café bebío. Así que llegué al restaurante con más hambre que el perro de un ciego (expresión malagueña o, al menos, de mi familia).
Y ni que decir tiene que esta noche no he cenado.
Estoy aupao.
En concepto es un buffet libre. Por 9.90 euros (bebidas aparte), de lunes a viernes, te comes tanta ensalada, pasta y pizzas como puedas.
Tienen un gran surtido de productos para componer las ensaladas como te guste, y las pastas tienen muy buena pinta (ya las probaré en otra ocasión). Las pizzas tienen una masa finísima, con una gran variedad de ingredientes. Dicen que tienen hasta 50 tipos de pizzas distintas.
El servicio ha sido muy bueno, las pizzas te las traen a la mesa, recién salidas del horno, troceadas, y te van poniendo según tu pidas. No hemos dado abasto. Pasaban tantos camareros y camareras con bandejas que aquello parecía una bacanal romana.
Cuando ya no puedes más... llega el postre. Un surtido de pizzas dulces, con chocolate, caramelo, coco rallado, frutas en almíbar...
Por circunstancias de la vida, esta mañana sólo desayuné un café bebío. Así que llegué al restaurante con más hambre que el perro de un ciego (expresión malagueña o, al menos, de mi familia).
Y ni que decir tiene que esta noche no he cenado.
Estoy aupao.
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