El 6 de agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana, se detuvo el tiempo en Hiroshima...
Es impresionante ver cómo la ciudad resurgió de aquel desastre y en lo que se ha convertido hoy en día, una próspera y animada orbe, donde sólo quedan unos pocos recuerdos de aquel fatídico día. Saber que por las calles por dondes vas andando hace 64 años todo se borró en un instante, con más de 100.000 muertos, entre víctimas inmediatas y posteriores debido a la radiación... da escalofríos.
Aquí se tiene mucho respeto a todo aquello y se intenta que no caiga en el olvido. Pude presenciar un acto de ofrenda floral realizado por unos escolares, donde estuvieron recitando y cantando ante la Llama de la Paz, llama eterna, "que sólo se apagará cuando desaparezca el último arma nuclear de la Tierra".
El Gembaku Domu, uno de los pocos edificios que se mantuvieron en pie después de la explosión de la primera bomba atómica, símbolo de la destrucción infligida en Hiroshima.
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